Una práctica cada vez más común en el ámbito odontológico es la sedación “consciente” de los pacientes para realizar procedimientos no solo de cirugías o implantes, sino también de tratamientos menos intensos. No sustituye la anestesia local, pero ofrece el ambiente adecuado para el desarrollo de una mejor práctica odontológica.
Se trata de mantener al paciente con la capacidad de comunicarse con el odontólogo, por supuesto, que pueda hablar, pero en un estado de relajación tal que su estado de ansiedad y miedo desaparezca.
Quienes la practican en sus consultorios afirman que los procedimientos se vuelven mejores pues hay un ambiente más tranquilo, el paciente colabora más, la duración del tratamiento se acorta, dado que, aunque la sedación tiene un límite de tiempo en cada sesión, en esta se puede trabajar sin obstáculos, eficazmente y avanzar más.
Lo importante es brindar al paciente confort y tranquilidad. El miedo al dolor siempre ha existido y al odontológico con mucha más razón. Datos de la Asociación Dental Americana han señalado que aproximadamente 85 millones de personas en Estados Unidos no van al dentista por miedo al dolor, complicándose más su estado oral*.
Tipos de sedación “consciente”
Según el Consejo de Dentistas de España estos son:
Sedación Mínima o ansiolisis: con administración de fármacos vía oral o inhalatoria con óxido nitroso.
Sedación moderada: mediante la administración de fármacos vía endovenosa.
¿Sedación para todos los pacientes?
Si bien hay quienes comentan que con los protocolos adecuados cualquiera puede ser candidato a sedación consciente en odontología, la realidad es que se debe tener cuidado con este tipo de herramienta anestésica, ya que la edad, el padecimiento oral propio y las patologías generales del paciente deben considerarse antes de tomar la decisión.
Por ello, la historia clínica es fundamental. Investigar todos los antecedentes de alergia, por ejemplo, a algún medicamento, o si han tenido experiencias anteriores con una sedación.
Durante la revisión de la bilbiografía se encontraron varios artículos que coinciden en que son básicamente los pacientes considerados ASA 1 (paciente sano) Y ASA 2 (paciente con enfermedad sistémica leve) -según la clasificación de la American Society of Anesthesiologists- a quienes se les puede ofrecer la sedación consciente. No obstante, el paciente ASA 3 (paciente con enfermedad sistémica grave) podría ser también candidato si se encuentra estable y se da una monitorización estricta antes, durante y postratamiento.
La disposición del paciente cuenta tanto como todos los demás aspectos a considerar antes de la opción de la sedación. Por ello, es vital informarle claramente en qué consistirá, cuál será el tipo de sedación; posibles efectos adversos, ventajas, etc., para que él y su acompañante (que siempre deberá estar a su lado) decidan libremente y firmen el consentimiento informado, el cual es indispensable, como en cualquier otro procedimiento médico.
Requisitos básicos para aplicar sedación consciente en el consultorio dental
El desarrollo de fármacos anestésicos/sedantes en medicina y la investigación que conlleva, han hecho que básicamente se tengan todos los elementos de seguridad o información de cómo y en quién es factible su uso.
Sin embargo, los riesgos siempre existen. Por ello, se debe tener un conocimiento y una preparación de quienes la aplican, así como materiales e instrumentación adecuados:
Para el Consejo de Dentistas de España son:
1.- Un dentista o estomatólogo con formación en técnicas de sedación inhalatoria, que incluya el manejo de posibles urgencias, puede hacerlo. Aclaran, sin embargo, que la sedación vía intravenosa deberá correr a cargo exclusivamente de un anestesista.
Las instalaciones y materiales:
- Espacio amplio para que el equipo pueda trabajar con precisión
- Maletín de urgencias para realizar PCR (básica) si fuese necesario
- Desfibrilador semiautomático y conocimiento de su manejo si se seda a pacientes ASA 3
- Sistema de alerta de baja presión de gases en el caso de sedación inhalatoria con óxido nitroso.
- Uso de dispensadores específicos para uso odontológico (sedación inhalada)
- Todo el equipo necesario para la administración parenteral; si fuese requerido, bombas de infusión.
Asimismo, el monitoreo constante del paciente en el que se checarán pulso, frecuencia cardiaca, y saturación de oxígeno en sangre por el equipo del dentista es de vital importancia.
Ojalá llegue el día en que este procedimiento sea tan natural y seguro como la anestesia local que a diario y en todos los consultorios dentales se aplican. En la Unión Europea el 94 % de los odontólogos la utilizan**. Sería fabuloso; el miedo al dolor, el estrés y resistencia a la atención dental se terminarían. Seguramente sí. Es cuestión de esperar.
Fuentes
consejoedentistas.es
*marylandsedationdentist.com
gacetadental.com/sept 2011
**gamboaodontologia.com