Por: Jacqueline Menchaca/Blog/newsletter
Si hay algo que podría catalogarse como “el pan de cada día” tanto en niños, como en adolescentes y adultos, son los traumatismos.
El 30 % de la población ha sufrido en algún momento de su vida, en forma leve o grave, algún tipo de trauma dental.1
Un trauma no necesariamente es una avulsión, por ejemplo, sino que hasta una fractura mínima de esmalte se considera trauma y eso lo padecen muchas personas. Las luxaciones, subluxaciones, fracturas, contusiones, concusiones, abrasiones, etc., se consideran traumatismos, en sus diferentes tipos.
De forma general, el origen de las fracturas se da en tres etapas:
1ª Como a los 2 años, cuando lo niños son muy pequeños y están aprendiendo a caminar.
2ª Cuando son más grandes y participan en deportes, como a los 8-10 años.
3ª Alrededor de los 15 años de edad, donde se dan traumatismos durante peleas, por ejemplo.
En todas las etapas, sin embargo, lo importante es saber qué hacer al ocurrir algún evento que haya puesto en riesgo los órganos dentarios, para evitar su pérdida, ya que, como bien lo dijo la Dra. Teresa Giral, afecta la calidad de vida. El paciente sufre a nivel estético, además del dolor e incomodidad que pudiese involucrar la sustitución de un diente, como lo es un implante, por ejemplo.
Actuar de inmediato es clave
Al momento de sufrir un traumatismo que haya provocado una avulsión, el diente debe colocarse de inmediato en el alvéolo (en lo que se llega con un dentista), sea como sea, y hacer que el niño muerda una toalla o algo. La cuestión es mantenerlo ahí para que el nervio continúe irrigado. “Los dientes traumatizados sufren un riesgo sustancial de sufrir necrosis, por falta de circulación colateral”, menciona en su libro Traumatismo dentoalveolar, la Dra. Teresa Giral.
Si se coloca en una bolsa de plástico, por ejemplo, el tejido muere y aun reimplantado posteriormente, el ligamento estará dañado, lo que pudiese provocar anquilosis y con el tiempo, su futura pérdida.
Las secuelas y la importancia del seguimiento a un traumatismo dentoalveolar
Entre las secuelas de los traumatismos dentoalveolares se hallan:
- Hiperemia pulpar
- Hemorragia pulpar
- Obliteración pulpar
- Necrosis pulpar
- Reabsorción radicular
- Reabsorciones internas
- Reabsorciones externas
- Pérdida de hueso marginal.
Si de por sí es inminente tener secuelas después de un traumatismo, manejarlo mal empeora la situación. Para evitar un daño mayor e incluso ir sobrellevando las secuelas de por vida, haciendo un manejo exitoso, es imprescindible el seguimiento.
A través de este pueden detectarse las secuelas, tratarlas y en muchos casos, frenarlas.
Si bien ha tomado fuerza el estudio del manejo de los traumatismos dentoalveolares, aun falta por hacer. Las facultades de odontología requieren darle mayor atención a este tema, en todas las especialidades ya que, el abordaje de estos es multidisciplinario.
Desde odontopediatras, ortodoncistas, cirujanos maxilofaciales, periodoncistas, rehabilitadores, etc., requieren tener los conocimientos necesarios en “trauma”, ya que, sí o sí, participarán en muchos y diferentes casos durante su ejercicio profesional.
Fuentes:
Entrevista con la autora del libro y partes de este: Dra. Teresa Isabel Giral “Traumatismos Dentoalveolares”. Odontología Actual: México. 2024.