Por: Jacqueline Menchaca/blog/newsletter
Poder expresarnos a través de actitudes, para la mayoría es normal: fruncir el ceño, guiñar un ojo, carcajearnos, sonreír, etc. Y es que, antes del lenguaje, muy probablemente nos comunicábamos con gestos y señas.
Todos lo saben, sonreír es uno de los gestos faciales con más simbolismos a lo largo de la historia, con diversos significados morales, religiosos, sicológicos, sociales, etc.
La sonrisa, y aquella que muestre una dentadura sana, limpia y alineada preferentemente, ha sido a lo largo de la historia representada en esculturas, pinturas, y vestigios antiquísimos, como la expresión de una aceptación, de sentir felicidad, confort, alegría, etc.
Pero, ¿qué pasa cuando físicamente no lo puedes hacer? Parece poco probable, pero existen condiciones que lo provocan, cambiando por completo la vida de quienes lo padecen.
En el 2018, la BBC News publicó un reportaje acerca del caso de un niño que nació con un tumor vascular maligno, un hemangioendioteloma kaposiforme (HEK), el cual había comprometido incluso la vida, cubría la parte izquierda de su cara, lo cual apretaba su ojo izquierdo y empujando la nariz hacia la derecha.
El niño recibió Vincristina a las cuatro semanas de nacido, este fármaco puede causar dolor en huesos, además de poder provocar ceguera, sordera e incapacidad para caminar.
Kevin, como se llama, careció de algo tan común para todos, pero tan difícil para él: sonreír normalmente…quizá por el propio tumor, quizá por el medicamento, pero el nervio craneal 17 del niño, dice el reportaje, “se marchitó”, como sucede también con enfermedades como el síndrome de Moebius, una parálisis facial congénita que atrofia los nervios craneales, que impide sonreír, fruncir el ceño y mover los ojos hacia los lados.
Los derrames cerebrales, también pueden afectar la sonrisa al provocar que esta cuelgue por alguno de los dos lados.
La parálisis de Bell, menciona el artículo, inflama los nervios al lado de la cara y provoca su parálisis, afectando a un ojo y haciendo que una de las comisuras de la boca cuelgue. Afortunadamente, indican, es pasajera en la mayoría de los casos.
El caso de Kevin, al parecer tuvo un buen desarrollo, después de un largo proceso que incluyó cirugías de injerto a una edad temprana (del nervio sural del tobillo derecho, al lado derecho del rostro pasando por debajo de su labio superior hacia el lado izquierdo dejándolo crecer durante un año; y una segunda cirugía donde se diseñó prácticamente su sonrisa, configurada con un segmento del músculo del muslo izquierdo), así como una estricta disciplina en su fisioterapia y rehabilitación.
Sonreír es un movimiento muy complejo, en el que se coordina el movimiento de diversos músculos y para el que se necesita la implicación de un gran número de neuronas, por ello, y como una forma vital de interactuar con el mundo es tan importante. Así que, quienes tenemos la fortuna de poder hacerlo, hagámoslo siempre que podamos.
Fuente: https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-44644677