Por: Jacqueline Menchaca/blog/newsletter
Apenas hace unos días se celebró el Dia del Niño. El 30 de abril todos los pequeños disfrutaron de regalos, abrazos y fueron consentidos por sus papás.
Dulces, fiestas, piñatas, etc., todo para mostrarles el amor que se les tiene. Pero, ¿qué pasa a la hora de ir al dentista?
Si bien es importante que los niños acudan a la primera revisión a la edad de un año (sugerencia de la Asociación Americana de Odontología Pediátrica), o cuando su dentadura de leche esté completa, es decir, a los tres años (recomendación de los pediatras), la realidad es que muchas veces, los padres los llevan hasta que ya surgió algún problema.
De esta forma, su primer encuentro con los dentistas puede ser traumático, dado que va con alguna molestia y saben que muy probablemente el tratamiento les cause dolor.
En otras ocasiones, existe un miedo infundido por los padres, quienes, al hacer comentarios respecto a algún tratamiento dental, van predisponiendo al pequeño para que inicie su calvario en cuanto se le dice que irán al consultorio dental.
¿Yo, dentista, de qué forma puedo ayudarlos a estar tranquilos?
Es un hecho que la participación tanto de los padres como de los profesionales de la salud bucal debe ser activa y, preferentemente, coordinada.
Seguramente los odontopediatras saben al derecho y al revés el manejo de un niño en su consultorio, sin embargo, también pueden considerar los siguientes puntos, recomendados en una publicación, por la doctora Silvia Álava Sordo*:
1.- Citar a varios niños en horarios consecutivos. La razón de esto es generar en el niño confianza ya que, de alguna manera, “normaliza” la asistencia. Ver a pequeñitos de su edad, sentados, tranquilos, esperando entrar a su consulta, infunde en el niño valor.
2.- Si el niño ya no es muy pequeño ni tiene alguna necesidad especial, la doctora sugiere que entre solo al consultorio, para evitar que alguno de los padres, en su afán de saber el caso de su hijo, pregunten y quieran saber detalles de cada paso del tratamiento (mientras se atiende al niño), y de esta forma distraen la atención que debe ser por completo para el pequeño. Además de que, por todos es sabido, los niños muchas veces se comportan mejor al estar sin los papás.
3.- Ganarse la confianza en cuanto se coloque en el sillón. ¿Cómo? Tratándolo amigablemente, preguntándole cosas que le interesan, sus aficiones, nombre de su escuela, qué va a hacer el fin de semana, etc. Un poco de tiempo destinado a platicar con él para generar empatía, jamás será tiempo perdido.
4.- Explicarle en sus términos, lo que se le va a hacer, siendo lo más objetivos pero claros y sencillos posibles, sin engañar al pequeño sobre aspectos del tratamiento. La credibilidad hacia el dentista depende de sus explicaciones y maneras de tratar el caso con el niño.
5.- Distraerlo en el momento justo de la intervención dental, a través de preguntas como cuál es su programa favorito, qué deporte practica, o si le gusta ir al cine, etc., ayudarán mucho a que no se centre en lo que se le está haciendo y, por lo tanto, en pensar que le puede doler y generar, así, angustia y mayor sensibilidad.
6.- Elogiarlo al terminar la consulta, comentarle que fue importante su visita y saber que pronto tendrá en perfecto estado su boca, que lo felicita, etc., lo motivará y seguramente la próxima vez asistirá con mayor tranquilidad y confianza.
Si bien los niños pueden ser inquietos y temerosos, como profesionales de la salud bucal tendrán las herramientas para tratarlos adecuadamente y lograr atender esas boquitas.
Fuente:
*Licenciada en Psicología, Universidad Complutense de Madrid
Gaceta Dental/2013 febrero
Excelente artículo que resalta la importancia de motivar a los niños a ir al dentista desde temprana edad. Sus consejos prácticos y enfoque amigable brindan herramientas valiosas para los padres y profesionales de la salud oral. Agradecemos al autor por promover la salud bucal infantil y recordarnos la relevancia de crear experiencias positivas en el consultorio dental. ¡Un recurso enriquecedor para fomentar sonrisas saludables en nuestras futuras generaciones!
mil gracias por sus comentarios!